Editorial: Viceversa Juvenil
Páginas: 360
Sinopsis
¿Cómo te sentirías si vieras la fecha de caducidad de las personas que te rodean?
Ser extraordinario no siempre es deseable.
Laura Sanz es una brillante y solitaria estudiante de veinticuatro años, marcada desde su infancia por un secreto que la ha llevado a huir de las personas que quiere. Cuando es elegida como ayudante de Monsieur Leblanc, responsable de la ONU de velar por los derechos de la infancia en conflictos armados, Laura no imagina que el pasado que había enterrado volverá a aparecer y la llevará a conocer a varias personas con habilidades fuera de lo común.
Este libro me gusto mucho.
Los personajes, Laura la protagonista me ha gustado mucho es dulce y generosa y quizás no sea una Katsa pero si tiene una fuerza interior increíble. Zach, es sensible, dulce y lindo además de inocente e inteligente. Matt gracioso, lindo y cariñoso. Leblanc me ha encantado para mí ha sido como un papá para la protagonista de esos que te apoyan y te dan consejos. Hay otros siete personajes chiquitines (y no tanto) a los que no puedo nombrar porque sería spoiler pero que han logrado sacarme más de una sonrisa.
La trama me ha parecido original porque es cierto que quizás lo de ver fechas de caducidad en las personas es un tema que ya se ha usado antes pero más que todo en televisión.
El libro ha logrado engancharme pero más que todo por la escritura de la autora ya que al principio no hay mucha acción por lo menos en las partes del punto de vista de la protagonista. Sin duda me ha gustado mucho la forma de escribir de la autora y que la novela haya sido contada en tercera persona pero desde varios puntos de vista.
Hay triangulo amoroso y no sé si lo he dicho antes pero odio los triángulos amorosos, siempre hay uno de los dos chicos o chicas que me cae mal.
Pero debo decir que este para mí ha sido una excepcion aunque prefiero a Matt por lo extrovertido que es, Zach me ha encantado me ha parecido muy lindo.
Definitivamente me gusto mucho pero creo que necesita una segunda parte porque tiene un final muy abierto (Eso sin contar que me encantaría una segunda parte).
En lugar de apartarme, me quedé hipnotizada mirando sus ojos verdes, sus largas pestañas y una tez bronceada que me hizo pensar que no era neoyorquino. Bueno, pensar lo que se dice pensar, creo que es algo de lo que no era capaz en ese momento. No sé cuántos segundos pasaron, pero la incomodidad alcanzó un grado insostenible, aunque sorprendemente, mis mejillas no dieron muestras de rubor. En un momento dado, el decidió romper el silencio:
-Un Big Mac con patatas Deluxe, por favor.
Puntuación: 4,5/5
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