Marcada: P.C. Cast y Kristin Cast
Zoey Redbird, Hija de la Noche, te nombro mis ojos y oídos en el mundo actual, un mundo en el que el bien y el mal luchan por encontrar el equilibrio.
-¡Pero tengo dieciséis años! ¡Ni siquiera sé aparcar en línea! ¿Cómo se supone que voy a saber cómo ser tus ojos y tus oídos!
-Mis Maui Jim no fueron de gran ayuda. -Después añadí seguidamente, sintiéndome una imbécil de nuevo- Eh, las Maui Jim son gafas de sol.
-Ya Zoey -dijo Neferet con paciencia-. Conozco las gafas de sol. Muy bien, de hecho.
-Oh, Dios, lo siento, yo... -interrumpí, preguntándome si estaba bien decir <Dios>. ¿Ofendería eso a Neferet, una alta sacerdotisa que llevaba la marca de su diosa con tanto orgullo? Mierda, ¿ofendería a la propia Nyx? Oh, Dios. ¿Y que hay de decir <mierda>? Era mi palabrota favorita. (Vale, era la única palabrota que utilizaba de forma habitual.) ¿Podría seguir usándola? Las Gentes de Fe predicaban que los vampiros adoraban a una falsa diosa y que en su mayoría eran criaturas egoístas y oscuras a las que no les importaba otra cosa que no fuesen el dinero, el lujo y beber sangre, y estaba claro que todos irían directos al infierno, así que, ¿no significaría eso que debía tener cuidado, cómo y dónde usaba...?
Enormemente aliviada de que fuera él y no un hombre del saco, le grité:
-¡Heath! Ten cuidado. Si te caes vas a romperte algo. -Bueno, a menos que aterrizara sobre la cabeza... entonces seguro que estaría perfectamente.
-¡Qué va! -dijo, aupándose hacia la parte de arriba y sentándose a mi lado, a horcajadas sobre el muro-. Oye, Zoey, fíjate... mira, ¡soy el rey del mundo! -gritó, extendiendo los brazos, sonriendo como un auténtico idiota y echándome encima un aliento con esencia de alcohol.
No me extraña que rechazara salir con él.
-Vale, no es necesario reírse siempre de mi viejo y desafortunado encaprichamiento de Leonardo. -Le miré, sintiéndome más yo misma de lo que me había sentido en horas-. De hecho, es algo parecido a mi antiguo encaprichamiento contigo. Salvo porque no duró tanto y tú no hiciste un puñado de pelis malas pero entretenidas.
-Oye, no estás todavía cabreada por lo de Dustin y Drew, ¿verdad? ¡olvídate de ellos! Son unos retrasados -dijo Heath, dirigiéndome su mirada de perrito abandonado, la cual solía ser bastante mona cuando él estaba en octavo. Qué pena que la monería hubiera dejado de funcionarle hace unos dos años-. Y, de todas formas, hemos recorrido todo este camino para sacarte de aquí.
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