¿Descanse en paz? Tonya Hurley
Petula le arrancó el bolso de mala manera y lo revisó para cerciorarse de que no faltara nada. Cuando hubo confirmado que todo estaba intacto, extrajo del interior una navaja que utilizaba para afeitarse las piernas, suaves como la seda.
-Toma te la regalo -dijo con sorna-. Una pequeña muestra de agradecimiento. A lo mejor la puedes usar dentro de un rato para liberar algo de estrés.
Las Wendys estallaron en carcajadas ante la ocurrencia, y Damen se limitó a negar con la cabeza como diciendo "aquí vamos otra vez".
-La única forma de que yo libere algo de estrés sería rajándote la garganta con ella; claro que no sé por dónde vomitarías luego la comida -dijo Scarlet con una sonrisa falsa.
-¡Meterme en sus clases, su locker, su automóvil, hurgar en sus calzoncillos! -gritó, y entonces se detuvo bruscamente-.Bueno, no en los calzoncillos... en los cajones de los calzoncillos y otras cosas... en la cómoda de su dormitorio... o donde sea -se ruborizó, en la medida en que una chica muerta puede hacerlo, ligeramente sorprendida y avergonzada de descubrirse tan calculadora. Estaba ansiosa por contarle a alguien su ingenioso plan, pero no podía.
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