miércoles, 15 de agosto de 2018

Citas: Ángel Mecánico


Jessamine se apartó del periódico como si éste fuera una serpiente.
-Una dama no lee el periódico. Las páginas de sociedad, tal vez, o las críticas del teatro. No esa porquería.
-Pero tú no eres una dama, Jessamine... -comenzó Charlotte.
-Vaya -exclamó Will-. Verdades tan crueles a esta hora de la mañana no pueden ser buenas para la digestión.

-¿Estás insinuando que los restos de mi reputación permanecen intactos? -preguntó Will fingiéndose horrorizado-. Es evidente que he hecho algo mal. O que no lo he hecho lo suficientemente mal. -Golpeó en el carruaje-. ¡Thomas! ¡Debemos ir en cuanto antes al burdel más cercano! Necesito escándalos y malas compañías.

-¿Sabes? -dijo Gabriel-, hubo un tiempo en que pensé que podríamos ser amigos Will.
-Hubo un tiempo en el que pensé que era un hurón -soltó Will-, pero resultó que solo eran los vapores del opio. ¿Sabías que tiene ese efecto? Porque yo no.

-Bonito lugar para vivir, ¿no te parece? Esperemos que hayan dejado algo atrás aparte de porquería. Una dirección adonde reenviar el correo, un par de piernas cortadas, una prostituta o dos...
-Claro. Quizá si tenemos suerte, aún podemos contraer sífilis.
-O la viruela demoníaca -sugirió Will alegremente, mientras probaba a abrir la puerta bajo la escalera. Se abrió, al igual que lo había hecho la puerta de la entrada-. Siempre nos queda la viruela demoníaca.
-La viruela demoníaca no existe.
-Oh, tú, hombre de poca fé -exclamó Will mientras desaparecía en la oscuridad de la escalera.




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